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Sanando las Heridas de la Infancia: Un Viaje de Autodescubrimiento

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Hola a todos!

Como les compartí en el podcast, hoy quiero hablarles sobre un tema que toca el corazón de nuestra experiencia humana: las heridas emocionales de la infancia.

Todos llevamos cicatrices invisibles de nuestra niñez. Ya sea abandono, rechazo, abuso, negligencia, traición o invalidación - estas experiencias tempranas moldean profundamente quiénes somos y cómo nos relacionamos con los demás.

Las Cinco Heridas Principales

  1. Abandono: Va más allá del abandono físico. Puede ser emocional, incluso cuando los padres están presentes. Un simple momento de soledad puede crear esta herida en un niño.

  2. Rechazo: Se forma cuando no nos sentimos aceptados o valorados. Puede venir de críticas constantes o comparaciones con otros.

  3. Abuso: Puede ser físico, emocional o sexual. Deja marcas profundas que afectan nuestra capacidad de confiar y sentirnos seguros.

  4. Negligencia: Es la falta de atención a nuestras necesidades básicas, tanto físicas como emocionales.

  5. Traición: Surge cuando se rompe nuestra confianza en alguien importante. Puede ser por promesas rotas o secretos revelados.

El Camino Hacia la Sanación

Para sanar, primero debemos reconocer nuestras heridas. Es como cuando me lastimé el codo - la enfermera tuvo que limpiar la herida a fondo, aunque doliera. Igual pasa con nuestras heridas emocionales: debemos "limpiarlas" aunque sea incómodo.

El perdón es clave, pero ojo: perdonar no significa olvidar ni justificar. Es liberarnos del peso del resentimiento. Es como vaciar una maleta llena de piedras que hemos cargado durante años.

Consejos Prácticos para Sanar

  • Busca apoyo profesional si lo necesitas. La terapia no es solo "para locos" - es una herramienta valiosa para todos.

  • Practica la autocompasión. Trátate con la misma amabilidad que le darías a un amigo.

  • Establece límites saludables en tus relaciones.

  • Reconoce tus logros, por pequeños que sean.

  • Recuerden: la sanación no es lineal. Habrá días buenos y malos. Lo importante es ser pacientes con nosotros mismos y celebrar cada pequeño avance.

Como les digo siempre, estas heridas no nos definen. Son parte de nuestra historia, sí, pero no determinan nuestro futuro. Con amor, comprensión y el apoyo adecuado, podemos transformar nuestro dolor en sabiduría y fortaleza.

Los invito a reflexionar sobre sus propias heridas. ¿Cuáles reconocen en ustedes? ¿Cómo les han afectado? Recuerden que no están solos en este viaje.

Nos vemos en el próximo post, donde profundizaremos en ejercicios prácticos para trabajar cada una de estas heridas.

¡Un abrazo grande para todos!

Acá el podcast que grabamos sobre el tema: